Maria Frieden

Miraflores

Maromby

New Melleray

La singular estructura de la Orden Cisterciense de la Estricta Observancia es una fuerza vital que ha permitido que el carácter propio del carisma cisterciense perdure y florezca, a pesar de los inevitables altibajos de cualquier institución humana: como fueron su edad de oro, los tiempos de guerra, las epidemias y las persecuciones. Desde el origen de la Carta de Caridad (1118) hasta las últimas Constituciones y Estatutos (1990), esta estructura ha permitido a muchos hermanos y hermanas expresar la herencia cisterciense a través de la escritura, el canto, la arquitectura, la artesanía y la buena gestión de los recursos naturales y, sobre todo, ha hecho posible aquello que constituye su principal razón de ser: ofrecer a hombres y a mujeres un camino que conduce hacia Dios a través de los siglos.

Reunidos por la llamada de Cristo, los hermanos y hermanas constituyen una iglesia o comunidad monástica que es la célula fundamental de la Orden. Normalmente, toma la forma de una abadía, regida y guiada por un superior electo, llamado Abad o Abadesa, y se compone de miembros profesos y de otros nuevos miembros en periodo de formación, viviendo todos bajo la Regla de san Benito.

Mvanda

De acuerdo con la Carta de Caridad las comunidades Cistercienses son autónomas, pero unidas entre sí en una comunión que se fortalece mediante las instituciones del Padre Inmediato, la Visita Regular y el Capítulo General. El P. Inmediato es el Abad de otro monasterio, cuyas responsabilidades incluyen hacer una visita, llamada “Visita Regular”, al menos cada dos años. El fin de esta visita regular es reforzar y complementar la tarea pastoral del superior local, corregir lo que fuere necesario y renovar el fervor espiritual de los monjes o las monjas.

Desde el año 2011, los Abades y Abadesas constituyen un único Capítulo General que es la autoridad suprema de la Orden. Se reúnen cada tres años, durante tres semanas, para fortalecer los lazos de paz y caridad entre ellos y para tomar las decisiones apropiadas para mantener el patrimonio y la unidad de la Orden.

Spencer

El Capítulo General elige al Abad General por un período de tiempo indeterminado.  Su principal función es ser vínculo de unidad en la Orden. En su tarea, está asistido por un Consejo que reside en Roma. Este Consejo se compone de cinco miembros: cuatro de ellos son elegidos por el Capítulo y el otro es escogido por los miembros elegidos, de tal modo que los principales grupos lingüísticos estén representados.

De la preparación del Capítulo General se ocupa una Comisión Central, elegida por el Capítulo General anterior, y cuyos miembros son elegidos por las diversas Regiones de la Orden. También puede asignarse tareas preparatorias a otras Comisiones, más o menos permanentes: la Comisión de Derecho, la Comisión de Economía y la Comisión de Ayuda.

Diepenveen

Desde los inicios de la Orden, su crecimiento ha estado asegurado por un prudente sistema de fundaciones, que en la actualidad se rige por el Estatuto de Fundaciones. Este estatuto ha demostrado ser muy útil para confirmar a las comunidades cuando la Providencia les concede la ocasión de ir a otros países para instaurar allí la vida monástica, por ejemplo: Noruega, Siria y Brasil.

Otra realidad, es el movimiento de los “Laicos Cistercienses”, o “Asociados”, un movimiento a nivel mundial que presenta una evolución lenta pero creativa.

Si Dios quiere, la estructura de nuestra Orden crecerá continuamente, siempre que haya apertura a los signos de los tiempos, fidelidad al carisma y un amor preferencial por Jesucristo, que es quien da vida y sentido a todas las estructuras.