Beatificación de los Mártires de Casamari

abril 22, 2021 6:12 pm

El sábado 17 de abril de 2021 se celebró en Casamari la ceremonia de beatificación de los seis monjes, Simeone Cardón y sus compañeros, que sufrieron el martirio entre el 13 y el 16 de mayo de 1799.

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Crónica de Hermana Gabriella Masturzo, Postuladora General OCSO

Beatificación de Simeón Cardón y cinco compañeros, monjes cistercienses de la abadía de Casamari, O.C.

En los días del 13 al 16 de mayo del año 1799, fueron asesinados seis monjes en la abadía de Casamari, que entonces pertenecía a la Estricta Observancia de la Orden del Císter, por la incursión de una quincena de soldados jacobinos franceses que huían del Reino de Nápoles, tras la caída de la República Partenopea.

Enseguida se reconoció la fama de santidad del P. Simeón Cardón de Cambrai, benedictino y luego cisterciense, que era el prior claustral, del P. Domenico María Zavřrel, checo, primero dominico y luego cisterciense de Casamari, del oblato francés fray Maturino Pitri, de fray Albertino Maisonade, francés de Burdeos, de fray Modesto Burgen de la abadía de Sept-Fons, y del converso italiano de Milán, fray Zósimo Brambat.  Junto con algunos otros hermanos, los seis habían permanecido en el monasterio mientras el abad y otros hermanos se habían refugiado en otro lugar, como tantos monjes de los monasterios de la zona, durante la furiosa violencia provocada por el paso de algunas tropas rezagadas del ejército francés que huían del reino borbónico hacia el norte de Italia.  Se sabe que a la hora de las Completas los soldados que huían fueron acogidos en el monasterio y se les dio de cenar, pero también buscaban dinero y objetos de valor. Ante su violencia al profanar el mobiliario de la Iglesia y las píxides que contenían las especies eucarísticas, los monjes intentaron recuperar y poner a salvo las partículas consagradas, pero fueron bárbaramente atacados y asesinados. No fue una acción vinculada a una persecución sistemática y explícita contra la fe, pero en la violencia de la agresión se manifestó un odio a la fe y a sus símbolos que ciertamente se puede relacionar con la ideología jacobina.

Los seis, tan pronto como fue posible, fueron enterrados por algunos cohermanos en el cementerio del monasterio. Por su intercesión se obtuvieron muchas gracias hasta que, en 1854, el abad de la época, para preservar la paz del monasterio, les ordenó en nombre de la obediencia que no concediesen más favores. Unos años más tarde se retiró esta prohibición, las gracias se multiplicaron y los restos mortales se colocaron en la iglesia de la abadía. La fama del martirio creció y se extendió, pero sólo en 2013 se inició el proceso canónico de beatificación. El 26 de mayo de 2020, el Papa Francisco autorizó la promulgación del decreto de martirio, y el 17 de abril de 2021 se celebró la beatificación en la Basílica-Iglesia de la Abadía de Casamari por el Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, Cardenal Marcello Semeraro, en representación del Papa Francisco.

El rostro de esta compañía de mártires, uno checo, uno italiano, cuatro franceses, y sus vocaciones originales, benedictina, cisterciense, dominicana, unidas en una comunión de ofrenda, encontró su reflejo en la hermosa asamblea litúrgica de este 17 de abril de 2021.

Estuvieron presentes los obispos de la zona, de Frosinone Veroli Ferentino, Mons. Ambrogio Spreafico; de Sora-Cassino-Aquino-Pontecorvo, Mons. Gerardo Antonazzo; de Anagni-Alatri, Mons. Lorenzo Loppa. Un delegado de la diócesis de Milán, Mons. Carlo Azzimonti.

También estuvieron presentes las autoridades civiles, algunos prefectos y alcaldes de la zona, los embajadores ante la Santa Sede de la República Checa, Su Excelencia Václav Kolaja, y de la República Francesa, Su Excelencia Elisabeth Beton Delègue, el comandante de la Guardia Suiza.

Seguramente olvidaré a alguien, pero fue hermoso ver juntos al Abad de Montecassino, Dom Donato Ogliari, al Abad General de los Cistercienses Dom Mauro Lepori y a nuestro Abad General, Dom Eamon. Dom Stefano de Chiaravalle y Dom Loris de Frattocchie, un buen amigo del cardenal Semeraro, y muchas otras mitras blancas sobre casullas rojas.

El tapiz de los mártires llevaba la hermosa imagen del icono obra de las benedictinas de Isola San Giulio.

La procesión de las reliquias contó con muchos monjes y laicos, cistercienses y trapenses. La procesión fue encabezada por el Padre Pierdomenico Volpi, Postulador General del Císter y monje de Casamari, y abierta por la Madre M. Francesca de Valserena con la Hna. Adriana de Vitorchiano. La presentación de los relicarios y de las lámparas que los acompañan fue realizada por nuestras hermanas de Valserena, la Hna. M. Grazia y la Hna. Renza, H. Javier de San Isidro, ecónomo de la Casa Generalicia – Roma, el H. Michele, algunos monjes cistercienses y dominicos de la República Checa, y algunos laicos relacionados con la comunidad.  La primera lectura de la misa corrió a cargo de la Postuladora de los Trapenses.

Un gesto de cordial amistad y generosidad fue el regalo a cada comunidad presente de una hermosa teca con las reliquias de los 6 nuevos mártires.

Los cantos fueron escogidos del repertorio gregoriano, el Himno «Sanctorum meritis» y el Kyriale. A continuación, apreciamos la magnificencia del Gloria en modo ambrosiano, junto con la novedad de un himno propio de los mártires de Casamari por el maestro Giacomo Cellucci, enriquecido por el sonido de la trompeta en el momento de descubrir el tapiz del nuevo Beato. En la comunión cantamos un himno a los Mártires de Casamari del maestro Frisina.

La belleza de la abadía y de la iglesia de Casamari se enriqueció con la luz de estos nuevos beatos mártires que reunieron a una comunidad de fe de los distintos monasterios benedictino-cistercienses.

Después de los agradecimientos finales del obispo Spreafico y del abad Loreto Camilli, el abad General Dom Mauro Lepori recordó, entre otras cosas, las palabras de Dom Angelo Savastano en el Capítulo General de la O.C. de 1933 invitando a iniciar el proceso canónico por los mártires porque «la cuestión no concierne sólo a un monasterio, sino a toda la Orden de ambas observancias».

Hemos tenido una confirmación de ello en este luminoso 17 de abril de 2021.

Pensando en la actual pandemia que afecta a todos y en todas partes, podemos decir que la cuidadosa atención en guardar las distancias en los diversos lugares, la hermosa organización, la fe en la benevolencia que nos muestra el Señor, han tenido su repercusión positiva para afrontar este difícil momento con renovado ánimo manteniendo el deseo de poder estar juntos.

En comunión,

Sor Gabriella – Postuladora General OCSO

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